La primera vez que empecé a leer los versos de Toño Jerez, tuve la irremediable necesidad de dejar de leerlos y echarme a la calle a gritar, a levantar muros y destruir ciudades enteras. La primera vez que leí los versos de Toño Jerez, unas irremediables ganas de combatir me invadieron el cuerpo. De salir a la calle y dejarme la piel a quemarropa. De salir a las calles y dejarme la garganta recitando uno de sus versos. De ser ese poeta de guardia que proclamaban sus poemas. De ser ese hombre que, por una razón u otra, la noche, el mundo o la ciudad entera, ardiendo, esperaba impaciente. Pero al final me di cuenta que ese poeta de guardia era, irremediablemente, él. Me vinieron a la memoria unos versos de Charles Bukowski: “ Por todas las avenidas la gente siente dolor, siente dolor cuando duermen, cuando despiertan; incluso los edificios sienten dolor, los puentes, las flores siente dolor y no hay nada que vaya a liberarnos ”. Quizás, por ello, Toño Jerez dixit: “ Todas las noches
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