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Poema dedicado por: Ángel Manuel Gómez Espada


A UN AMIGO QUE ENCONTRÓ EN LA COLA
DEL PARO EL AMOR REPENTINO

Que tengas que agradecerle al funcionario su parsimonia,
A tanto hijo de puta las ganas de tocarte las narices
Con la mano izquierda, mientras con la derecha
Pasan la tarjeta y se llenan el saco.
(¿O era al revés tan santa disposición?)

Que tengas que agradecerle a tanto memo corrupto
Su descorchado corazón y sus ansias de revancha
Porque un día te despertarte libre y sin rencores,
A tanto corsario infecto que le hayan dado
La vuelta al mundo para extraerle el zumo,
Que le hayan dado un par de vueltas más
A tus pelotas por sentirse vivos, no cenicientos.

Que tengas que agradecerles toda esa orquesta
De desahucios y tiros de gracia en la boca y el hambre
Para que tú acabes embobado una anodina mañana de septiembre
Mirándola a ella, herida y desalmada hasta el pespunte,
Mirando cómo juegan unos rayos de luz con sus cabellos y tus deseos.

Que tengas que agradecerles que dentro de este vertedero
Que nos van a dejar los muy cabrones como herencia,
A pesar de su cáncer y de sus instintos asesinos,
La vida, tal y como la entiendes, renace,
Se transforma en poesía, acariciando profundamente
Todos los costados de tu ya vencida alma.

Que tengas que agradecerles que esa sonrisa que no te esquiva
Entre océanos de legañas y esperanzas ahogadas en un estercolero,
Te ha enseñado, por enésima vez,
Que por mucho bastardo que ande suelto por los alrededores
No van a ser capaces, ni fundiéndolo todo,
De destruir la Poesía, que renace con cada nuevo sol.
Y que no muere. Porque nunca muere la vida.

© ÁNGEL M. GÓMEZ ESPADA 2014

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