A UN AMIGO QUE ENCONTRÓ EN LA COLA
DEL PARO EL AMOR REPENTINO
Que tengas que agradecerle al funcionario
su parsimonia,
A tanto hijo de puta las ganas de tocarte
las narices
Con la mano izquierda, mientras con la
derecha
Pasan la tarjeta y se llenan el saco.
(¿O era al revés tan santa disposición?)
Que tengas que agradecerle a tanto memo
corrupto
Su descorchado corazón y sus ansias de
revancha
Porque un día te despertarte libre y sin
rencores,
A tanto corsario infecto que le hayan
dado
La vuelta al mundo para extraerle el
zumo,
Que le hayan dado un par de vueltas más
A tus pelotas por sentirse vivos, no
cenicientos.
Que tengas que agradecerles toda esa
orquesta
De desahucios y tiros de gracia en la
boca y el hambre
Para que tú acabes embobado una anodina
mañana de septiembre
Mirándola a ella, herida y desalmada
hasta el pespunte,
Mirando cómo juegan unos rayos de luz con
sus cabellos y tus deseos.
Que tengas que agradecerles que dentro de
este vertedero
Que nos van a dejar los muy cabrones como
herencia,
A pesar de su cáncer y de sus instintos
asesinos,
La vida, tal y como la entiendes, renace,
Se transforma en poesía, acariciando
profundamente
Todos los costados de tu ya vencida alma.
Que tengas que agradecerles que esa sonrisa
que no te esquiva
Entre océanos de legañas y esperanzas
ahogadas en un estercolero,
Te ha enseñado, por enésima vez,
Que por mucho bastardo que ande suelto
por los alrededores
No van a ser capaces, ni fundiéndolo
todo,
De destruir la Poesía, que renace con
cada nuevo sol.
Y que no muere. Porque nunca muere la
vida.
© ÁNGEL M.
GÓMEZ ESPADA 2014
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